jueves, 18 de abril de 2013

Visita al Marshall Chess Club, Nueva York.

Recientemente tuve la ocasión de disfrutar de la visita a uno de los clubs con más  solera en el panorama ajedrecístico mundial en el cual han jugado los principales maestros de buena parte del siglo XX: el  "Marshall Chess Club". La sede está situada en un barrio residencial aparentemente tranquilo cerca del corazón de Manhattan , a tan sólo 10 minutos en metro de Times Square. Su dirección completa es : 23 West 10th Street New York, NY 10011.




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Una casa de dos plantas que pasa desapercibida en una calle silenciosa, que parece diseñada para jugar con los trebejos, da cobijo a este mítico club, el cual, ha sido testigo de grandes gestas protagonizadas por  Capablanca, Alekhine , Ruben Fine,  Bobby Fischer , Frank Marshall  y un largo etc de magistrales jugadores que han dejado aquí la huella de su magnífico magisterio.
  
Nada más entrar, un pequeño mostrador con el libro de visitas nos da la bienvenida, a la izquierda un pasillo que conduce a un salón de juego y al frente unas escaleras que llevan al piso superior compuesto por : despacho , sala de juego, biblioteca, aseos y cocina. Antes de entrar en la sala de juego , nos encontramos con las placas doradas de reconocimiento de los ganadores del torneo social del club.


La sala principal presidida por el busto de Frank Marshall, está adornada en sus paredes con fotos en blanco y negro en recuerdo de los Grandes Maestros del siglo XX  y un mobiliario antiguo sirve de acomodo a jugadores y visitantes.

A un lado del salón, la mesa de juego que utilizó Bobby Fischer para jugar  por teletipo en el IV Memorial de Capablanca celebrado en La Habana en el año 1965. Sabido es que Bobby  no pudo acudir por tener vetada la presencia por parte del gobierno norteamericano en la isla durante la  guerra fría (guerra de los misiles).

La Biblioteca está comunicada al salón de juego a través de una gran puerta de madera y destaca por la gran cantidad de libros muchos de ellos recibidos como donaciones por parte de los socios. También se puede usar este espacio para extender la sala de juego.


Pude participar en una marathón nocturna celebrado en el club , disfrute de una noche de gran ambiente ajedrecístico donde la lengua más hablada era sin duda el Ruso. Quizás por el carácter más reservado de los Norteamericanos a los Rusos se les oía más.


Se vivieron escenas de gran intensidad durante la noche..

Aunque el resultado final sea lo de menos pude colocarme en un honroso decimosegundo lugar:

Este es el aspecto que presentaba la calle (parte posterior) a las 8.00 de la mañana, foto tomada desde la ventana de la biblioteca..
El club realiza labores de promoción del ajedrez en distintos puntos de la cuidad durante todo el año (Bryant Park):

Si la visita al club se realiza por la tarde-noche , recomendaría entrar a un curioso pub muy cerca del club para completar la jornada : el fat-cat que además de escuchar buena música jazz en directo te permite  jugar al ajedrez (ya que sus mesas llevan incrustadas un tablero), al ping-pong , al billar o a lo que se tercie... excelente.